En la capilla, a la derecha del altar y en delicado
marco, se expone el poema "El Cura del Pañuelo
Rojo" de Félix Basanta de Blas
Con su pañuelo rojo atado a la cintura,
cabalgando su mulo malacara lo vi
por sendas laberínticas perderse en la espesura
de Nono y Altautina, de Ambul y Chancaní.
El río de los Sauces y el Cerro de la Gloria
¡Qué leyendas narran si pudieran hablar!
Ellos saben del héroe de El Tránsito la historia
y lo han visto en su mulo ¡pasar, pasar, pasar…!
Y el cura del pañuelo calma pesares
es bálsamo en la herida y en odio es amor
y percibe otro mundo de felices hogares,
de besos sin hastío, de vida sin dolor.
Al criminal desarma y lo trueca en amigo,
a los ricos implora para a los pobres dar,
es consuelo en el triste, riqueza en el mendigo
y bendición del cielo en el serrano hogar.
Yo lo he visto en el púlpito de su rústico templo,
hablar con persuasiva sublime caridad,
y en todo sitio y ahora le he visto dar ejemplo
de caridad sin límites, se santa humildad.
En las plácidas noches, a la luz de la luna
aspirando el aroma del rico tomillar
y cruzo el Chacarilla, llego hasta el Chaquinchuna
y en sus márgenes bellas me dispongo a soñar.
Por atajos del bosque aún cabalga Brochero
Llevando por ayuda en la mano una Cruz
Y galopa en su mulo malacara, ligero;
Con su pañuelo rojo, su arrugado sombrero,
y de Cristo irradiando la bondadosa luz.
|